junio 08, 2019

Aun busco las piedras dentro de mis zapatos

En las tardes las cosas son distintas, siempre lo han sido para mí. Es cuando los recuerdos tienden a enfriarse a pesar del inclemente sol.

Suelo buscar refugio en casa de una buena amiga, su tía una vez nos dijo: —este hogar es dulce, todo el que entra no se quiere ir— y tiene toda la razón. He hecho de su balcón uno de mis lugares favoritos, allí me siento hablar de la vida mientras el aire fresco nos abraza y hace bailar las cortinas de la enorme ventana, las mueve como las olas del mar pero de una forma menos violenta y más poética. Respiro la calidez de la compañía mientras contamos nuestras historias al mismo tiempo que contemplamos las calles vacías. Desde ahí el sol es dócil y no nos hace daño; a veces nos entristecemos al relatar las tragedias que nos han golpeado y compartimos nuestros sentimientos así como el café, las risas y el hastío.

Creo que ella y yo nos parecemos, aunque tengamos distintas maneras de expresar nuestras tormentas. Ella prefiere guardarse, pero yo soy el que abre aún más las ventanas. 

Hemos hablamos muy poco del amor. Es un tema casi prohibido desde que nos conocemos, nos siguen doliendo las heridas causadas por sus espinas. Pero es la realidad que nos ha tocado y solemos preguntarnos con melancolía: ¿Qué hubiese sido de nosotros si las cosas fuesen distintas?, fuimos los valientes que decidimos ir a la guerra, aunque todo estuviese perdido y ganaran los otros. Aun así, sabemos que no podemos cambiar las cosas. No podemos cambiar el pasado y le tememos al presente, pero sonreímos con la nostalgia puesta en la mirada y la preocupación haciendo nudos en nuestras gargantas.

Saiko - Lo Que Mereces ♬

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