agosto 18, 2019

Encontrarse en los poemas

Encontrarse en los lugares que nunca pensaste que habría un pedazo de ti, en las calles, en los rincones vacíos, en los estacionamientos, en el olvido, en las noches y en el insomnio, en las canciones tristes, en la rabia, en los zapatos de otros, en los abrazos rotos, en las miradas perdidas, en las rosas marchitas, en los textos no publicados, en las lecturas de libros desgastados, en la inocencia aunque este perdida, en el arte, en los poemas, en la vida de otros aunque nuestra estadía sea corta, en la habitación de algún hotel, en la piel, en un corazón roto, en una bala perdida, en una caricia vencida. 

Encontrarse y volverse a perder.



[Sala de Emergencia]
Por Oriette D' Angelo

Hemos recorrido más que el asfalto. Dejamos pasar avisos de tránsito que nos advertían del posible desastre. Nos convertimos en un accidente que dejó estragos. Explosión de guerra avisada. Te conocí cometiendo el delito de lanzar una bomba directo al miocardio. No medí los frenos, me automediqué y me provoqué una sobredosis. [no entiendo cómo se desintoxica una herida queriendo a alguien roto.] Aquí estamos, en el eco del olvido, en la catástrofe del metrónomo. Tenemos la cronología completa de los accidentes y el país nos ayuda a reinventar la historia. Pasamos las venas como pasamos la página, pero no olvidamos. He cometido el error de quererme poco y dejar que otros se den cuenta. Sin embargo, vuelvo sin venganza al accidente que fuiste y lo convierto en un vendaje para no mostrar el hueso. Coloco mi herida en la candela. Me revuelco en la miseria que dejaste. Y la muestro.

Tú No Estuviste Cuando Las Casas Se Quedaron Mudas.
Por Zakarías Zafra

tú no estuviste cuando las casas se quedaron mudas
y los cuerpos mordieron silenciosos las aceras
tú no estuviste a la hora de los silbatos
ni viste la despedida amarga de las cosas
tú no supiste a qué olían los escombros
ni cómo brillaba lo caído cuando se iba la luz
tú no viste el atardecer del lenguaje
ni el exilio de las palabras
tú no viste el tiempo quebrándose detrás de mentes jóvenes
ni a aquellos bailarines celebrando las victorias de los peores
tú no viste la devolución de los ríos
ni las tragedias de las ciudades que se quedaron sin nombre
tú no estuviste aquí en el tiempo de los cuentos tristes
-el tiempo de todos-
mientras éramos pobres y el día se agotaba más rápido
tú no estuviste en la separación de los hijos
ni viste los dolores que aquejan también a las habitaciones vacías
tú no estuviste aquella noche de salvajes preguntas
ni pudiste decir sucedió aquí
no estuviste
no estuviste
para no ver la devastación de la amnesia
no estuviste
porque temiste inflamarte los ojos
Y llegas y preguntas: ¿qué pasó aquí?
y te responde una pared caída
la aspereza que prosigue a toda pérdida
el implacable testimonio de las cosas.

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